Dios nos muestra gran bondad al gobernar el mundo con la providencia individual y a través de las leyes de la naturaleza. Cuando las personas son buenas, Dios las trata providencialmente, de una manera que va más allá de la naturaleza. Sin embargo, si Dios supervisara la vida de una persona no merecedora de acuerdo con su providencia, ningún bien podría llegar a él. Sin embargo, por bondad, Dios deja a esta persona a las leyes de la naturaleza, y como resultado, a través de la ley de los promedios, las cosas pueden ir bien para él.
Si la única manera de Dios de gobernar el mundo fuera a través de la providencia, premiando las buenas obras y castigando el pecado, esto podría conducir a un colapso total de la providencia. Porque si Dios viera a alguien actuando incorrectamente y lo tratara con ira, podría echarlo por completo. En cambio, Dios lo abandona a la naturaleza, y cuando mejora sus caminos, trata con él providencialmente.
Pero en realidad somos completamente incapaces de entender qué es “naturaleza” y qué es “providencia”, porque la verdad es que incluso las leyes de la naturaleza son realmente la providencia de Dios. Sin embargo, la mente humana es incapaz de captar la paradoja de que lo que parece ser la ley de la naturaleza es realmente la providencia de Dios.
Likutey Moharan II, 17
HaShem es esencialmente justo con los seres humanos y les da la chance de decidir su propio destino a través del libre albedrío.
Por su puesto que podría determinar las cosas a través de exigir el cumplimiento de sus órdenes, pero sabe que eso haría que el mundo no fuera posible.
La vida de los seres humanos debe de depender de ellos mismos! De saber claramente distinguir lo correcto de lo incorrecto, pero que sea su decisión, no una imposición!
Solo así llegarán quienes se esfuerzan a una justa recompensa y quienes no lo hacen a un justo castigo.